miércoles, 8 de agosto de 2012

El sueño de Kafka

Me ahogo en un caleidoscopio, consiente, se que estás a mi lado, pero me resbalo y me pierdo en el mejor de los delirios.

Emerge como un huracán de aleteos desesperados en el vientre asustado, contraído por el miedo que provoca la sensación de no controlar al furioso enjambre que se agita en el interior, que se niega a salir, que sube cuando me besas y baja cuando me tocas, se vuelve omnisciente cuando me miras y el enjambre se convierte en colonia, una gran colonia de seres coloridos, alguna ves capullos, alguna ves dormidos, ahora híper kinésicos, una tribu danzante y alegre que enciente fogatas en las noches y se arrastran cuando amanece.

Sobrepoblados, deciden crear otra colonia, huyen por mis labios hasta tu boca, posan sus alas en tu lengua y marchan hasta tu estomago, ordenadas como hormigas, aceleradas, felices, embriagadas de endorfina. Nos vemos infestados de bichitos de colores, la luz de sus fogatas sale por nuestros ojos que iluminan distinto, se miran, temen pestañar por si la luz se acabara y no pudieran verse más.

1 comentario:

  1. Me encanta...ni siquiera estoy segura del porqué, pero es imposible leer el escrito de principio a fin sin enterarse por completo de que estàs dentro de cada palabra.

    Extraño, delirante—como dicta arriba— y algo que un escribidor no puede conseguir...pero un escritor sì.

    ResponderEliminar